“En la edición de Gran Hermano 12, el programa ha incluido entre sus concursantes a un ramillete de ejemplares de gimnasio que se exhiben a todas horas en calzoncillos.
Triunfa en televisión una tribu urbana cuya única actividad conocida es abrevar en las discotecas. Ellos son calvorotas, usan músculo anabolizado, apariencia paramilitar y sexualidad errática. Ellas también son repetitivas: tetas desbordantes, piernas de delantero central, minifaldas inguinales y larguísimas melenas de extensiones. Lo malo no es el culto a la vulgaridad, sino la escasez de imaginación”.
CARMEN RIGALT, periodista, escritora y columnista de artículos sobre la actualidad “rosa”.
Me niego a pensar que las personas de este programa sean un reflejo de la sociedad actual. Son todos tan parecidos que parecen todos cortados por el mismo patrón. ¿Esto es real? No, sólo televisión. En realidad, la “carcasa” no es tan importante… ¿o sí?...
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